martes, 3 de mayo de 2011

Arribos, partidas...

(Esta entrada la tengo escrita desde que llegué, pero no pude tener acceso a internet hasta hoy, por eso, disculpen la demora)

Buenos Aires, jueves  28 de abril.

Ya está todo listo en la casa del Tano. Equipaje, equipaje de mano, instrumentos, papeles y pilas de discos de Mama Santa. Son las 4:30 am y ya nos podemos acostar un rato, para levantarnos cuando suene la alarma… a las 6 en punto.
Nos pasan a buscar un par de camionetitas de la empresa Taxi-Ezeiza y a las 7:30 estamos en el aeropuerto, embalando, pesando, desembalando porque nos pasamos de peso, redistribuyendo cosas, embalando otra vez… (este proceso se lleva a cabo unas cuantas veces). Finalmente a las 9 y pico de la mañana nos dirigimos a hacer el  check-in. Varios de nosotros no habíamos realizado nunca este trámite en nuestras vidas, por lo tanto, dimos un par de vueltas y a decir verdad, le complicamos la vida a la minita del mostrador, quien al último terminó “sugiriéndonos” que le demos dinámica a la cosa porque estábamos tardando mucho. La volvimos loca, pobre. 

Finalmente terminamos el trámite, vemos por última vez nuestro equipaje pesado, desfilando por las cintas transportadoras y nos disponemos ir a desayunar al McDonald’s del aeropuerto, con el Mono, Sil y una amiga, que ya habían llegado para despedirnos.
A las 11:30, luego de varias fotos, despedidas sensibles y visitas prolongadas al toilete de varios de los integrantes de Mama Santa (si se viaja liviano, se viaja mejor),  pasamos al sector de embarque,  se sellan los pasaportes, y nos disponemos a deambular por el Free Shop, hasta que luego de un instante ahí aparece una azafata, casi corriendo y medio a los gritos:

-Pasajeros de Air Europa del vuelo a Madrid?
-Así es, digo yo, canchero,  mientras degustaba una copa de Rutini en una degustación gratis que encontré por ahí.
-Vayan ya a la puerta 4!! Ya tienen que estar en el avión!!
Uh, the fuck, digo por lo bajo, les pego un chiflido a los pibes que estaban mucho más adentro y con Fito y el Gordo salimos corriendo hacia la bendita puerta 4. Entramos a los pedos por el túnel que conecta el andén con el avión, y ahí, paradita al lado de la puerta la veo a la misma minita que nos hizo el check-in en el mostrador, a la cual habíamos mareado un par de horas antes. “Les dije a las 11:30 en la puerta 4 chicos…” nos caga a pedos. Gracias, disculpen, le digo, y me despido de tierra firme ingresando al Airbus. Así empezamos…

Madrid, viernes 29 de abril.

Luego de 11 horas y media de viaje (menos de lo planeado) aterrizamos en el aeropuerto internacional de Barajas, en Madrid, a las 6 menos cuarto, hora local.  El vuelo estuvo bueno, mucho menos grave de lo que esperaba, no sé, parecía como si ya hubiera viajado alguna vez porque no me dio nervios ni nada. Gracias a Dios. La idea de dormir en el avión no se pudo llevar a cabo como hubiera querido, me dormí intermitentemente de a ratitos, los asientos se reclinan poco y es casi tan incómodo como dormir en el 57… no se si no es peor.  Hubo cena, tentempié y desayuno, raciones pequeñas desde ya, pero bien, no me puedo quejar. Hasta hubo mates, que nos convidó un sesentón italo-argentino que estaba sentado al lado nuestro. Muy amable, muy charlatán sobre todo, cosa que algunos caratulamos como “qué buena onda este hombre, que macanudo” y otros como “qué hijo de puta este viejo de mierda, por qué no se calla un rato así me puedo dormir”. Hablaba mucho de verdad.

El aeropuerto de Barajas es realmente gigantesco, un colectivo nos recogió al bajar del avión sobre la pista de aterrizaje, y nos llevó hasta la Terminal 1, en donde el Gordo, Luchi y yo, autodenominados “Los ile” (por nuestra situación de ser una especie de ilegales, en caso de querer vivir en España) nos despedimos de “Los comuni”, que son el resto, que ya tienen su pasaporte bordó, de la Comunidad Europea. En ocasiones también los he llamado “los putos” directamente, pero eso es solo de envidia.

En esta instancia es que llega el momento Rexona del viaje, que es nada más y nada menos que enfrentar al policía de inmigraciones, que te mira con cara de “tengo tu destino en mis frías manos” y te hace un par de preguntas referidas a los motivos de tu estancia, reservas de hotel, etc. Por suerte, como ya se imaginarán, pasamos todos joya, y al reencontrarnos junto a la cinta para recoger el equipaje, hubo un gesto muy por lo bajo de decir “la concha de la lora!! Lo logramos, comienza la gira!!”. Y eso es lo que realmente estaba sucediendo… comenzaba la gira, y nos dábamos cuenta de que, como dijo Cris McCandless en el libro Into  the wild “si querés algo, sólo tenés que estirar los brazos y alcanzarlo”. Y eso fue lo que hicimos y es por eso que estoy orgulloso de nosotros y agradecido con muchos de ustedes. Así empieza la gira Europa 2011.

Es sólo el comienzo…
Osco.

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